jueves, 16 de junio de 2016

Yo también estoy harto de que mis gafas sean carísimas...

...las busque donde las busque.

Hace unos pocos años un documental me abrió los ojos (nunca mejor dicho) a la realidad: las gafas son carísimas porque están en manos de unos pocos. Es casi un monopolio internacional. Y las empresas que despuntan y consiguen hacerse con un hueco importante, son directamente compradas y añadidas al conglomerado a golpe de talonario. Así se evita que nadie se salga demasiado del redil. El "capo" de los fabricantes de gafas a nivel mundial es una empresa italiana llamada "Luxottica". Investigad y sabréis de lo que hablo. Por ejemplo, casi todas las marcas "que suenan" y que se venden como si procedieran de empresas distintas (Ray-Ban, etc.) y se hicieran la competencia entre ellas, en realidad proceden del mismo emporio industrial: Luxottica, bajo denominación de distintas empresas. Parece un argumento de película de negocios-ficción pero, por desgracia, es la realidad, la dura realidad.

Hoy me he encontrado por casualidad con este artículo y he creído interesante copiarlo aquí, aunque no deja de ser publicidad de otra empresa que está empezando en el sector. Pero, aparte de esa publicidad que lógicamente destila (es un artículo patrocinado), tiene interesantes puntos que nos hacen ver cómo estamos pagando a precio de oro un artículo que debería ser mucho más asequible por varias razones. Pero dejemos que el artículo hable por sí mismo.

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Las gafas que revelan el secreto mejor guardado de la industria óptica



En los despachos del puñado de empresas que mueven la gigantesca industria de las gafas y lentes probablemente ni se inmuten cuando oigan hablar de Lord Wilmore. El impacto de esta pequeña marca de gafas es tan diminuto en un negocio que mueve alrededor de 2.000 millones de euros al año en España, que podrán dormir tranquilos. Por ahora. Pero su propuesta de valor promete dar guerra en un sector instalado en la comodidad de un modelo de negocio con unos índices de rentabilidad altísimos. Un margen de beneficio conseguido en parte gracias a la relativa opacidad en la que opera el negocio.

La industria ha conseguido crear la percepción de que las lentes y las gafas de marca deben ser caras. Que conseguir unas lentes y monturas de marca pueden costar 300 euros e incluso 400 euros porque eso es lo que vale si uno quiere diseño. La cruda realidad es que fabricarlas, hablando incluso de las que poseen los mejores acabados, cuesta relativamente poco. “Las más caras, fabricadas en Italia con acetato de máxima calidad, tienen un coste de producción entre 20 y 30 euros. Las promociones de las grandes cadenas están en torno a los 10 euros”, dice Emilio Capela, fundador de Lord Wilmore.

Por supuesto los grandes fabricantes consiguen bajar los precios con una economía de escala y hay que tener en cuenta los costes de distribución y el margen que luego imponen las tiendas “pero eso no explica los precios desproporcionados que acabas pagando”.

Aun teniendo en cuenta todos estos factores, Capela dice haber conseguido una calidad equiparable a las grandes enseñas, con o sin graduación, por un precio de entre 55 y 75 euros. “Son gafas para personas a quienes les gusta el diseño pero sin ‘marquitis’. Para hacerlo entra en juego internet y su capacidad de quitarnos de en medio muchos costes innecesarios”, explica el fundador de la startup madrileña.



A principios de 2012, Capela se encontró trabajando una temporada en un proyecto en Arabia Saudí. Tenía un trabajo muy bien remunerado en el seno de la consultora Oliver Wymann, pero no le llenaba del todo. “Tampoco ayudaba estar en un país complicado en el que no se puede beber alcohol, no hay nada que hacer porque prácticamente todo está prohibido y encima hay una segregación total entre mujeres con niños y los hombres”.

Unos meses antes, este madrileño había vivido la enésima experiencia poco satisfactoria con las ópticas a las que acude para ayudar a remediar su miopía. “Mis gafas ideales eran italianas y de madera pero conseguirlas me iba a costar por lo menos 400 euros, así que decidí ser más conservador y opté por ir a Alain Afflelou. Me atrajo una oferta en la que se supone que las segundas gafas eran gratuitas pero luego resultó que solo te regalaban la montura. Total, que salí de la tienda habiendo pagado 140 euros por cada una y con la sensación de haber comprado un diseño que no me convencía del todo. El proceso no era transparente y nunca sabías el precio real hasta finalizar la compra”.

El ingeniero de formación empezó a investigar el mercado online de gafas y encontró una penetración nada desdeñable de propuestas digitales en países como Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania. “En cambio en Italia, España y Portugal la cosa estaba mucho más incipiente”, dice Capela.




Por el camino se enteró también de la existencia de Warby Parker, una marca de gafas de vista y sol estadounidense que ha tenido un fuerte impacto en la industria en el país norteamericano, con una apuesta por diseño a un coste razonable (95 dólares). La compañía estadounidense había logrado vender cientos de miles de pares desde su fundación en 2010 y en septiembre de 2012 cerró una ronda de financiación de 36 millones de dólares.

El concepto surgió tras la vuelta de unas vacaciones de uno de sus fundadores, David Gilboa, que se encontró en una tesitura similar a Capela tras perder sus gafas en Tailandia. Cuando pidió precio para remplazarlos a su vuelta en Estados Unidos le querían cobrar 700 dólares.

“Acababa de comprar un iPhone 3G por 200 dólares”, relató Gilboa a Reuters. “No tiene sentido que un teléfono mágico que hace cosas que nadie podía imaginar costara 200 dólares y que las gafas con la misma tecnología básica que lleva más de 800 años existiendo costaran 700 dólares”. Esta experiencia llevó al norteamericano a querer saber por qué costaban tanto.



Gilboa descubrió que una de las principales razones era la concentración del negocio en pocas manos. En el caso del sector de alta gama, por ejemplo, el 80% del mercado está en manos de la multinacional Luxottica.

Durante su proceso de investigación, Capela encontró también algunos vendedores por internet que tenían precios baratísimos (29 euros). Tras ver las distintas horquillas de precios se encontró con dos posibles escenarios. “Intentar competir por masa empleando una capacidad logística que no tenía o apostar por calidad, diseño y valor añadido por un precio asequible”. Capela decidió apostar por lo último.

Durante las noches en el caluroso y conservador país árabe, Capela empezó a profundizar su idea de negocio. Aprovechaba las madrugadas para pulir sus primeros diseños de gafas y en mayo de 2012 cerró un acuerdo con un proveedor para hacer una primera edición. “Fueron 18 modelos y 30 referencias (colores) y unas poquitas unidades con una fábrica española. Luego en septiembre cerré el primero de los modelos de madera con un proveedor chino”.



Con ese primer hito bajo sus espaldas dejó atrás un sueldo fijo y se lanzó al incierto mundo de la pequeña empresa. Un tamaño que lo mismo que tiene sus desventajas aporta la bendición de la flexibilidad.

“He logrado encontrar fabricantes de calidad mayoritariamente entre España e Italia, y alguno en China cuando no encuentro lo que busco. Todos me permiten producir pequeñas colecciones además de los diseños que hacemos in house. Con esto evitas tener enormes stocks y la presión de venderlos. De allí tenemos un pequeño taller en Tetúan que se encarga de labrar la W de nuestra marca sobre las gafas. Además me recorro ferias como la Mostra de la Ottica en Milán en las que busco colecciones interesantes a buen precio que reúnen la calidad y el diseño que me interesa. He llegado incluso a encontrar 11 pares de un determinado modelo vintage en un mercadillo. En un futuro me gustaría abrir una sección de ediciones limitadas en nuestra web para vender este tipo de colecciones especiales”, añade el emprendedor español.







A la hora de crear la compañía, Capela pensó que no tenía mucho sentido crear una infraestructura en una industria ya consolidada. “Opté por llegar a un acuerdo de colaboración con Lenstech. Es el distribuidor en España de Wetzlich, una compañía alemana que produce 2,5 millones de lentes al año. Me proporcionan espacio de oficina y acceso a ópticos y tecnología para graduar las gafas”.

La otra pata absolutamente clave fue la distribución. “Cerré un trato muy bueno con Envialia para el envío de las gafas”. A pesar del precio, la venta por internet cuenta con desventajas frente a la tienda al no proporcionar la posibilidad de probarse los modelos en persona. Apoyándose en el ejemplo de Warby Parker, Lord Wilmore ofrece la posibilidad de probarte hasta tres pares de gafas durante tres días gratis.

“Eso te da tiempo para ver si estás cómodo con ellas, sin tener detrás a la dependienta ni el artilugio de seguridad que te impide probarlas bien. Al terminar el pequeño periodo de prueba las recogemos con mensajero. Durante ese tiempo bloqueamos una fianza hasta que se nos devuelven como garantía pero no te cobramos nada más. El 80% de las personas que lo reciben acaban comprando”.

“En caso de quedar satisfecho con algunos de los modelos, muchas personas deciden mandar sus gafas actuales para que sepamos la graduación exacta que necesitan”, indica. “Tras la devolución de los modelos te enviamos las gafas finales que solicites en caso de que decidas comprarlas”.

Para los clientes que quieren un cristal superreducido, Lord Wilmore cobra 40 euros extra. “Me vale alrededor de 35 euros pero merece la pena no subir los precios demasiado. En ópticas lo suben hasta 200 euros sin reparos”, dice Capela.

Por cada compra que se realiza, Lord Wilmore dona unas gafas a personas necesitadas en un programa llamado Abre los ojos. “Warby Parker también lo hace pero me inspiró un documental que vi de Tom’s Shoes para hacerlo”.

Hasta el momento y tras unos primeros meses en los que Capela ha podido afinar su modelo de negocio, la pequeña enseña lleva vendidos más de 700 pares de gafas. Demasiado poco para molestar a los grandes pero suficientes para que de vez en cuando reciba amenazas de algunas personas del sector que dicen que lo que hace es ilegal por tratarse de venta por internet. “Aun así mi conciencia está tranquila. Trabajo con profesionales titulados y además tengo la justicia de mi lado. En concreto, una decisión de la Corte Europea, que dictó que el cierre de una óptica online en Hungría era ilegal”.

Exijamos a los políticos una Lista Robinson OFICIAL

Acabo de leer un comentario que han puesto en una página donde se explica cómo inscribirse en la web www.listarobinson.es.

Me ha gustado tanto que lo copio y pego aquí. El autor se identifica como "ang" y no veo la forma de contactar con él/ella para pedirle permiso al copiar aquí su comentario.

Dice lo siguiente:

Os voy a contar lo de las listas robinson y que responderá todas vuestras dudas.

La legislación española en materia de protección de datos ACONSEJA a las empresas CONSULTAR las listas de exclusión publicitaria, listas robinson. En ningún momento especifica obligación a ninguna empresa o persona de consultar dichas listas ni tampoco sanciona a quienes no lo hagan. Eso de “aconsejar” lo pone claramente en el real decreto correspondiente publicado en el BOE.
¿Y por qué solo aconsejan? Pues porque legalmente cualquier persona física o jurídica puede crear su propia lista robinson.
Eso quiere decir que tu vecino de enfrente puede crear en un folio en blanco una lista robinson de todos sus vecinos de su bloque, con su texto formal, etc. Y dicha lista robinson de tu vecino de enfrente tiene la misma validez y peso legal que la lista robinson gestionada por cualquier empresa.
Existen tantas listas robinson como personas y empresas que quieran crear la suya propia, y por eso no es posible que una empresa esté obligada a consultarlas, porque tendría que consultar TODAS las que hay y las que se puedan crear. ¿Puede alguien consultar las listas robinson de todas las empresa y de todas las personas que existen en España? No existe una normativa que obligue a que esas listas infinitas estén reunificadas en una sola, por lo que es imposible que nadie pueda consultarlas todas.
Legalmente ninguna persona o empresa tiene obligación de consultar ninguna lista robinson, y por extensión no existe sanción alguna.

¿Y entonces que significa la lista robinson de la web listarobinson.es?
Respuesta: dinero.
Veréis, un día la Asociación Española de la Economía Digital iba a presentar su lista robinson, de las miles que hay o pueden haber en España. La suya era una más, sin valor ni peso alguno. Crearon la web http://www.listarobinson.es para alojar su producto.
En la presentación pública de su lista ronbinson acudieron los medios informativos de siempre como se suele hacer con cualquier evento de ese tipo. Lógicamente, la Agencia Española de Protección de Datos fué invitada a acudir al evento, y así lo hizo la AEPD.
Cuando llegó el momento de que la persona de la AEPD opinara sobre ese evento, dicha persona dijo basicamente que la AEPD apoya toda iniciativa que mejore la utilización de la información de los consumidores, bla bla bla. Es decir, la AEPD estaba invitada al evento y opinó de ello como lo hicieron todos los invitados importantes.
Al día siguiente las noticias en los medios fueron del tipo “La Asociación Española de la Economía Digital llega a un importante acuerdo con la AEPD para gestionar la listarobinson”, “La Lista Robinson de la Asociación Española de la Economía Digital está gestionada y regularizada por la AEPD”, “Todas las empresas están obligadas por la AEPD a consultar la lista robinson de la Asociación Española de la Economía Digital”, etc, etc, etc. Todo mentira.
La AEPD al ver tamaño despropósito inmediatamente emitió un comunicado informando que ellos no tienen nada que ver con dicha lista robinson ni con ninguna otra, ni que la regulan, ni la gestionan ni nada.
No obstante, en internet como bien podéis ver, es mucho más fácil encontrar las noticias que cuentan la mentira en lugar de encontrar la noticia que cuenta la verdad, como la de esta misma web de tuexperto.com.

Antes he mencionado que el motivo de todo ha sido el dinero. ¿Qué dinero?
Bien, pues sucede que en http://www.listarobinson.es te dicen que si no quieres recibir publicidad tienes que registrarte y aportar tus datos personales.
Es decir, que están recabando toda una base de datos de personas con información sensible.
Y ahora viene el NEGOCIO: si eres una empresa (o una persona sin más) y no quieres enviar publicidad no consentida, puedes, si quieres, consultar la base de datos de http://www.listarobinson.es, con información de miles y miles de personas, sus teléfonos, sus direcciones, mails, DNI, etc. Tienes acceso a toda esa información PREVIO PAGO.
Eso significa que cualquier persona con dinero en los bolsillos tiene acceso a toda esa información para… saber a que personas no tiene que enviar publicidad (risas enlatadas).
Eso es lo mismo que si yo hago una lista robinson de “personas ancianas que no quieren ser robadas en sus viviendas”, donde tengo la información de sus nombres, direcciones, horarios de ausencia en sus domicilios, etc. Y vendo esa información a personas interesadas en no robar a ancianos desvalidos. Y cobro por vender esa información. ¿Cuándo dinero haría con ese negocio?

¿Entendéis ahora cómo funciona la lista robinson de http://www.listarobinson.es y las listas robinson de cualquier otra empresa?


COMENTARIO:

A la vista de esto, creo que hay que exigir a nuestros gobernantes que SÓLO EXISTA UNA "LISTA ROBINSON" y que esta sea OFICIAL Y DE OBLIGADA CONSULTA Y CUMPLIMIENTO POR LAS EMPRESAS QUE SE PUBLICITEN.

Creo que lo lógico es que esa lista dependa de la Agencia Española de Protección de Datos, pero eso es algo secundario.

Otra importante exigencia es que las empresas que deseen enviar publicidad no tengan acceso a los datos de la lista esa, sino que sean ellas las que envíen al organismo la lista de personas/empresas-objetivo de su publicidad que piensan utilizar y el organismo-lista-Robinson oficial les devuelva esa lista "corregida" después de haber eliminado de ella los nombres/DNI que coincidan con las personas/empresas que están apuntadas a la lista del organismo, ni uno más ni uno menos.

Este organismo debería tender a ser autofinanciado, cobrando una cantidad fija por cada nombre o DNI que le remita la empresa anunciadora para su revisión.
Dado lo fácilmente corruptibles que son nuestros políticos, pronto estarían cobrando a los particulares que quisieran apuntarse a la lista robinson en vez de cobrar a las empresas. Pero eso es otro tema que también tendremos que arreglar.

Todo el proceso sería vía informática, con bases de datos estandarizadas que las empresas deberían utilizar para enviar los nombres/DNI a la Agencia. Una vez recibidos, los ordenadores de la Agencia cribarían las bases de datos bajo estrictas medidas de confidencialidad. Calculo que una base de datos de millones de registros puede ser revisada en unos pocos minutos en un PC con el software adecuado. Porque, además, cada registro serían muy pocos datos: nombre, apellidos y dni creo que sería todo lo que la empresa necesita enviar a la Agencia, algo muy fácilmente digerible con los medios informáticos de hoy en día.

miércoles, 1 de junio de 2016

El falso teléfono gratuito de VODAFONE-ONO


Llamas a este número gratuito (22123) y -al menos para darte de baja- te envían a un 902 929 064, es decir, de pago.